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Autor Luis Astolfi Antona

Caía la tarde sobre Zenia Boulevard cuando, de improviso, el cielo se llenó de nubes.

Cada vez más oscuro, amenazaba tormenta de verano. Ellos sonrieron, se miraron a los ojos, miraron al cielo negro y se volvieron a mirar, antes de seguir sonriendo.

Adelantándose a la lluvia corrieron por las calles al aire libre del centro comercial. Él delante, tirando de ella, de su mano y de su risa excitada, ella siguiéndole con pasos largos sin soltar su mano ni su corazón.

Pequeñas gotas de agua empezaron a caer en sucesión creciente, hasta que de pronto el cielo se abrió de golpe con un destello y un estampido sordo, como el restallar del corcho liberado de su encierro de botella de champagne, derramando su contenido fresco sobre sus ardientes cuerpos enlazados por las manos.

Cada tienda, cada restaurante, cada sombrilla abierta fueron ocupados por visitantes que corrían nerviosos a su alrededor, huyendo de la lluvia con la misma dedicación con la que huían del sol, un minuto antes.

Ellos también corrían, buscando con la mirada un lugar adecuado donde pudieran detenerse.

A la carrera, llegaron a la Plaza Mayor. Y entonces, supieron que lo habían encontrado: vieron un espacio vacío justo bajo el toldo de un kiosco de café, justo para dos. Allí mismo estaba lo que ellos buscaban, lo que ellos querían, lo que necesitaban.

Justo ahí, justo enfrente del kiosco de café.

Corrieron y al llegar se detuvieron. Esperaron frente a frente, en el centro de la plaza, a que la lluvia arreciara sobre ellos y allí, a cubierto sólo bajo el cielo descubierto todo cubierto de nubes, riendo, se abrazaron. Sin soltarse del abrazo largo, fuerte, apretado y enredado, levantaron la mirada y miraron a las nubes. Y así, recibiendo la caricia de la lluvia en sus rostros con la misma alegría que las caricias que se dieron antes y se darían después, ahí en medio, ocultos a los ojos ajenos por una tupida cortina de agua de lluvia fresca, con risa de color rosa entre los labios, se besaron.

 

Si te ha gustado la reseña de este libro y estás deseando leerlo, ven a SANTOS OCHOA de Zenia Boulevard a por un ejemplar.

¡¡Te esperamos!!

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